Empecé a leer información, descubrí que el Seminario Maior de Évora era del s XVI, que la ciudad era muy interesante arquitectónicamente y que esa zona del Alentejo portugués era de las más importantes de arte megalítico de Europa. Como ya he comentado en varias entradas del blog, hacemos muchas actividades con un grupo de papás de niños que coincidieron en la guardería con mi hijo mayor, los papás nos llevamos muy bien y los niños, aunque ya cada uno está en un cole distinto, crecieron juntos y se lo pasan pipa cada vez que quedamos. Así que tras las palabras de mi amiga, el alojamiento en el seminario me pareció ideal para ir en grupo con estos amigos y explorar esa zona llena de actividades para disfrutar con niños.
Seminario de Évora |
Salimos de Sevilla entre unas cosas y otras que nos retrasaron (incluidas roturas de tuberías de vecinos....ejem) a las 10 de la mañana. Teóricamente en 3 horas y cuarto en coche estaríamos en Évora, pero como no llevábamos ninguna prisa y todos viajábamos con peques y sabíamos que era mejor tomarlo todo con calma, hicimos varias paradas por el camino y tardamos mucho más. Ese día teníamos previsto visitar laguna de las zonas megalíticas del Alentejo, concretamente el Crómlech des Almendres, donde pretendíamos comer haciendo un picnic. Comentaros si tenéis ese plan, que hay una zona de picnic en el pueblo de Guadalupe, antes de tomar el camino de tierra para ir a ver el Crómlech. Pero nosotros decidimos almorzar antes y paramos a hacer el picnic en un área de servicio de la autopista (Badajoz-Lisboa) a la altura de Estremoz.
No fuimos a Évora directamente, sino que fuimos primero a ver el Cromeleque dos Almendres, que está próximo a un pueblo llamado Nossa Sra. De Guadalupe. Para ello tomamos también la autopista dirección Badajoz a Lisboa, pero no hay que salir de ella en la primera salida para Évora, hay que salir en la salida 5 de la autopista ( indicada como N114 - Évora), desde Elvas se paga de peaje 7,35 euros hasta allí. Al salir de la autopista se toma dirección hacia el pueblo de Guadalupe y desde el pueblo parte una pista de tierra hacia las dos zonas megalíticas (todo muy bien indicado)
Después de tres kilómetros surcando la pista de tierra con el coche se llega hasta una pequeño recodo, indicado en el camino, donde aparcar el coche para emprender un corto sendero andando hacia el primer menhir. El paseo es una maravilla, un senderito muy estrecho entre alcornocales y el verde del campo. Este senderito si viajáis con niños no es apto para carritos porque el firme tienes muchas ondulaciones.
Tras el corto paseo de unos pocos minutos, se ve una bonita perspectiva del menhir al final del sendero.
Es un impresionante menhir neolítico, que con sus casi 4 metros de altura deja impresionados a nuestros pequeños. Como no, el juego está en quien es tan fuerte como Obelix y pude mover el menhir de cuatro o cinco mil años a. C. (su antigüedad y su disposición es lo que más nos impresiona a los papás).
Nos volvemos a montar en el coche y un kilómetro más adelante está el aparcamiento para contemplar el crómlech. Un crómlech es un monumento megalítico, un conjunto de piedras o dólmenes introducidos en el suelo y que adoptan una forma circular o elíptica cercando un terreno. El Crómlech de los Almendros (cromeleque dos Almendres en portugués) es uno de los monumentos megalíticos mas importantes de la Península Ibérica y de Europa, por sus dimensiones y por su estado de conservación. Consta de más de 100 menhires que adquieren diferentes formas, círculos y elipses concéntricas. Su construcción se realizó en tres etapas distintas que datan desde los 6000 años a. C. la primera y los 3000 años a. C. la última.
No se sabe de forma muy clara la finalidad de este tipo de monumentos, si se hacían con un fin funerario, ceremonial, ritual... Yo por supuesto no lo sé, ahora bien me pareció un lugar lleno de magia. Visitamos el monumento al atardecer lo que le confería una luz especial, su situación rodeado de alcornoques, sobre una colina en pendiente y con unas vistas impreisonantes de Évora desde arriba; suman aun más encanto al recinto. Había aparcadas en el aparcamiento algunas furgonetas con abalorios hippies, gente sentada en el suelo leyendo y meditando, lo cual no me extrañó nada, ya digo que el lugar me pareció que estaba cargado de magia y misticismo Nuestros hijos lo pasaron genial jugando al escondite entre las piedras.
Como en invierno anochece tan pronto, llegamos a Évora ya de noche. Cruzamos la muralla por una puerta custodiada por dos torreones y lo que veíamos nos gustaba, casas diferentes con azulejos de colores y un ambiente interesante.
Entrada al casco histórico |
Como ya os he contado en el post donde cuento las características del alojamiento en el seminario, a la mañana siguiente disfrutamos de un encantador desayuno en el refectorio del convento. Algo muy fuera de lo habitual y muy interesante para nosotros; aunque nadie subimos al púlpito de oración a leer nada bíblico durante la comida, ohhh.
Aunque, como ya hemos hablado, la ciudad de Évora tiene a su alrededor importantes restos prehistóricos, quedan indicios de que la poblaron los celtas, los romanos, los visigodos y los musulmanes; pero cuando realmente cobra importancia es el siglo XIV cuando el rey Don Manuel I, decide construirse un palacio en la ciudad y gobernar desde allí. Tened en cuenta que esta fue la época de la Era de la Edad de Oro portuguesa, los portugueses empezaban a conseguir colonias y con sus flotas conquistaban los mares. Leí en un tríptico de información turística, que es curioso que en ese gran momento de expansión marítima se gobernase desde una ciudad interior que tan poco tiene que ver con el mar, desde allí por ejemplo, se le otorgó a Vasco de Gama la primera flota que llegó a la India. Évora floreció durante esta época, nacieron príncipes, se construyeron palacios, se creó la Universidad y se llenó de proyectos.
Curiosamente del declive de Évora tenemos un poco de culpa los españoles. El rey Don Henrique el último la casa de los Avis (por cierto gran inquisidor, pero de eso hablaremos después), murió sin descendencia y el trono pasó a Felipe II de España, ya que su madre Isabel de Portugal (única esposa del emperador Carlos V) era hija del rey Don Manuel de Portugal. Por ello Portugal, desde 1580 a 1640, pasó a formar parte de la Monarquía Católica Española, llamada así porque constaba de diferentes reinos cada uno con sus peculiaridades institucionales y fue el imperio más dilatado de su tiempo, ya que gobernó sobre una gran superficie con territorios desde Las Américas, Europa, África y Asia. La gran extensión e importancia de este imperio queda resumida con la célebre frase del emperador "En mi imperio nunca se pone el sol". Pues ya os digo, durante estos años Portugal queda sin rey y el declive de Évora es notable. En 1640 sucede la restauraçao portuguesa, donde tras el descontento con el mandato español sobre todo por las continuas guerras en las que se veían sumergidos, una conspiración pone en el trono de Portugal a Juan II duque de Braganza, y aquí ya el gobierno se traslada a Lisboa. Por lo que Évora queda sumida en el olvido del interior alentejano durante varios siglos (quizás ese motivo sea el que haya hecho que la ciudad se conserve tan bien, ya que quedó anclada en el pasado), pero en 1986 por su belleza es declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad y se expande al turismo pero conservando su sello de ciudad algo decadente (lo que bajo mi punto de vista le suma encanto).
Nuestra visita empieza por la Universidad. Durante la Edad de Oro que os mencionaba, Évora pasó a ser también Sede Arzobispal (de las tres que hay en Portugal), por ello se construyen tantas iglesias y hay tantas órdenes religiosas. Bueno, pues sabréis que antiguamente la Universidad estaba en total relación con el clero, por ello el cardenal Don Henrique (que después sería rey por herencia familiar, es el que os contaba que murió sin descendencia) funda también la Universidad concedida a los jesuitas, es la segunda Universidad más antigua de Portugal tras la de Coimbra. Se encuentra ubicada en la parte posterior a nuestro seminario y es un edificio de dos plantas con fachada renacentista. No pudimos entrar en el interior al ser domingo, pero al cruzar la portada leí que había un bonito claustro y que merece la pena entrar a ver las clases decoradas con bonitos azulejos con escenas relacionadas con las asignaturas, como la historia de la medicina. Otro golpe para la ciudad durante esos siglos que os mencioné de oscuridad, fue el cierre de la Universidad en 1759, debido a la expulsión de los jesuitas de la iglesia. En 1973 la Universidad es reabierta y hoy día se imparten clases con normalidad.
Continuamos nuestro itinerario hacia una plaza llamada Largo da Porta de Moura. Allí nos encontramos varias cosas curiosas. La primera esta preciosa fuente mandada construir por el gran mecenas de la ciudad, el ya mencionado cardenal Don Henrique, que en su gobierno como cardenal y después como rey, encargó importantes monumentos para la misma. Es una fuente de 1556, fue uno de los puntos más importantes de abastecimiento de agua de la ciudad y fue construida con los donativos de los vecinos de la calle.
En otra zona de la plaza podemos ver dos torres de construcción romana, según me dijo la chica del punto de información turística, que guardan la Porta de Moura, antigua puerta de la muralla a la ciudad . Al cruzar entre las torres nos encontramos, como podéis ver en la foto, esta preciosa ventana de estilo manuelino con inspiración mudejar (ya veis que es un estilo muy parecido al isabelino español).
Por esta callejuela llegamos a La catedral de Évora, la catedral medieval más grande de Portugal. Tiene un claustro gótico precioso. Es muy bonita y su visita es muy económica. Por 3 euros puedes ver la catedral, el claustro e incluso subir para contemplar la cubierta y pasear por el tejado (baratísimo comparado con lo cuesta subir a las cubiertas de otras catedrales como la de Sevilla o Milán).
En la gran plaza junto a la Catedral destacamos varios edificios. El Palacio Episcopal hoy Museo de Évora. La Pousada dos Lóios (antiguo convento del s XV). Yo, como me gustan las historias escabrosas, en la foto os dejo el edificio del Fórum Eugenio de Almeida, un espacio dedicado al arte que fue el antiguo Palacio de los Inquisidores. Évora fue un gran centro de la inquisición, se cree que desde esta ciudad se ordenaron más de 20000 ejecuciones y el Cardenal Don Henrique que posteriormente fue rey, del que ya os he hablado, fue uno de los mayores inquisidores de la época.
Pero sin duda el edificio más bonito de la gran explanada es el precioso Templo Romano o Templo de Diana, aunque no hay ningún rastro arqueológico que lo asocie a dicha diosa, datado en el s I a.c., con elegantes columnas terminadas en capiteles corintios de mármol de Estremoz, pertenecía al foro de la antigua ciudad romana llamada Liberatas Iulia. Es el símbolo de la ciudad y de la presencia romana en Portugal.
Pasamos por la animada calle comercial 5 de Outubro hasta la Praça do Giraldo, que sus soportales neoclásicos ha sido el centro de reunión de la ciudad, testigo de numerosos hechos históricos como las ejecuciones en masa de la sangrienta Inquisición o de las reformas agrarias de los setenta y hoy es un bonito lugar para tomar un café al sol.
Nos dirigimos al a ver el acueducto de la ciudad y durante el paseo por las bonitas calles contemplamos sus casas adornadas por azulejos de colores.
El Acueducto de Água de Prata inaugurado en 1537 originariamente llevaba el agua a la Praça do Giraldo. Su integración en las casas y el entramado de la ciudad es de lo más curioso.
Terminado la visita a pie, seguimos andando para ir a almorzar a un restaurante que tenía anotado por detalles que me gustaron de críticas de Trypadvisor. Llevaba anotados dos restaurantes y tras una conversación con una persona local y mostrarle las dos direcciones, me dijo que ella había comido en uno de ellos y que todo estaba muy bueno; así que nos fiamos de la recomendación local y allá que nos fuimos. El restaurante se llama O Combinado y de verdad que fue el gran acierto del viaje. Se encuentra en un barrio precioso del centro que consta de pequeñas casitas todas pintadas de colores, unas calles azules, otras amarillas...se asemeja a un pequeño pueblecito de casitas de pescadores.
Es un restaurante sencillo, con un personal súper amable, una comida realmente deliciosa y el precio buenísimo (cuando llegó la cuenta no nos podíamos creer el buen precio).
Pedimos dos tipos de bacalao :açorda de bacallau (es una especie de sopa deliciosa de cilantro con bacaclao, pan y huevo) y bacallau a casa (bacalao asado con patatas)
Migas a la alentejana (las mejores que he probado en mi vida) y cosido a portuguesa (un cocido con oreja, garbanzos y coles riquísimo).
De postre pedimos una bandeja con todas las variedades riquísimas de la casa y no hace falta hablaros de las maravillas del café portugués.
Los papás pasamos un rato muy agradable en el local y nuestros hijos fueron muy bien recibidos. Si volvemos a Évora repetimos seguro.
Después nos fuimos andando hasta la Iglesia de San Francisco, según dicen la primera iglesia de la orden en Portugal. La primera iglesia se construyó en el s XII, la que vemos hoy en el s XVI.
La iglesia es de estilo gótico-manuelino, en ese momento estaba en pleno proceso de restauración y se veía todo el edificio tan blanco y reluciente, que con esas torres parecía el castillo de Blanca Nieves, más que una iglesia.
La mayor peculiaridad para los turistas, es ir a conocer la Capilla de los huesos. Sí oís bien, es una capilla construida enteramente de huesos y cráneos del propio cementerio del convento y de cementerios cercanos. Fue construida para reflexionar sobre el sentido efímero y breve de la vida. Tenéis que tener en cuenta que en pleno siglo XV la ciudad estaba en todo su apogeo, familias con grandes riquezas y construcciones por todos lados; opulencia que no casaba con el mensaje de austeridad de la orden de San Francisco. Por ello, unos sacerdotes decidieron elaborar este lugar, para hacer reflexionar que ante la muerte después todos somos iguales. Encima del pórtico de la capilla reza la frase "Nosotros los huesos que aquí estamos, por los vuestros esperamos".
Nosotros ese día solo pudimos entrar en la iglesia, no pudimos entrar en la capilla (cuesta 2 euros, uno más si se hace foto) porque llegamos cinco minutos tarde y cerraban a las cinco. Así que a la mañana siguiente antes de marcharnos de la ciudad aparcamos el coche en una gran explanada que hay próxima a la iglesia y visitamos la capilla. Así que nos fuimos a un gran parque para niños que nos habían dicho que estaba junto a la iglesia (el parque cerraba a las 17.30 horas, vaya horas de cerrar un parque infantil, así que tampoco tuvimos mucho tiempo).
El parque es el recinto ajardinado del Palacio Real de Évora o Palacio de Don Manuel. Del palacio original ya poco queda, solo hay algunos restos de él en el actual, como algunos detalles como la Galería das Damas de estilo manuelino.
En ese mismo palacio es donde Vasco de Gama aceptó el mando de la flota del descubrimiento de la ruta marítima a India. En el parque hay una estatua en su honor.
En el parque a parte de toboganes... para niños, había patos en un estanque para poder dar de comer.
Después nos dimos un paseo por la ciudad y vimos un trencillo típico de navidad. Aprovechamos para montar y echar unas risas recorriendo el centro de la ciudad en locomotora.
Aquí termina nuestra crónica, fue un viaje muy divertido, comimos de maravilla en la ciudad y ésta nos sorprendió muy gratamente; así que es un lugar que recomendamos y al que seguramente volveremos. Pero aquí no quedó todo, en este viaje surgió la chispa del siguiente y en unos meses todos estaríamos montados en avión con destino Tenerife (en nuestro post "Tenerife en grupo de familias" te lo contamos todo, otro viaje en plan low cost, que nos salió genial).
Qué poco conozco del país vecino! Lisboa y poco más y realmente me da rabia porque no sé por qué no pongo remedio, está cerca y es un país relativamente barato y con un patrimonio arqueológico increíble. Me apunto tu ruta, me parece muy interesante. Un besote!!
ResponderEliminarCaliope merece mucho la pena y está muy cerquita. A mi las zonas un poco olvidadas me llaman mucho la atención porque conservan un encanto especial. Un abrazo y gracias por comentar!!
ResponderEliminarGRACIAS E CARINO DE TODO O PERSONAL DE O Combinado Muy amables ;)
ResponderEliminarGracias a vosotros. Vuestro restaurante fue todo un descubrimiento, hace tiempo que no comíamos tan bien y tan relajados.
ResponderEliminarNosotros estuvimos en Évora hace unos años de paso hacia Lisboa que era nuestro destino final. La verdad es que vimos un poco el centro y nos dejamos muchas cosas que ver. Lo de las piedras, ni sabía que existía! Tomo nota porque tengo ganas de volver a Portugal.
ResponderEliminarUn abrazo
Mari Carmen hay muchas zonas megalíticas en el Alentejo, hay incluso restos de las piedras que los han cristianizado y han hecho pequeñas iglesias. Muy curioso, nosotros también volveremos. Un abrazo!! Muchas gracias por pasarte!!
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